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Buona Giornatta
Érase un cuarto creciente lunar.
De lo alto descendio un conejo; sin traje, pero con un sombrero elegante. Curioso y ostentoso, no se demoró en buscar, aquel panecillo que un día dejo escapar.
Pasaron horas, días y años y el conejo por fin pudo recordar, que ese azucarado manjar estaba en la copa del sombrero que siempre lo acompañaba al andar.
"...Y ahora el Sr. Conejo te invita a disfrutar de las delicias de un mundo sin sentido y sin igual".
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