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Tic tac, tic tac… era la hora de comer

y esta vez lo habitual no estaba en el menú.
Sin darse cuenta, mientras cocinaba, el Fauno agregó en cada plato unas gotas de fantasía y todo un litro de locura. 
El festín estaba servido en la mesa.

Los invitados empezaron a llegar y

la sorpresa inundó el ambiente. 


“¿Esto es real?” preguntaban algunos,

“es más que real” dijo el Fauno,

“es mi locura más cuerda”

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